miércoles, 23 de marzo de 2011

LOS PASOS

En un complejo de apartamentos de El Saler, en las playas de la costa Valenciana, veraneaba una familia cuyos padres no pasaban casi parte del verano allí porque tenían trabajo en la ciudad. Generalmente la casa estaba a cargo de la hermana más mayor pero en aquella ocasión la madre SI estaba. Pero cansada, tanto que se marchó a dormir y lo hizo en el salón de la casa.
Mientras tanto, dos de las hijas (hermanas de nuestra querida Lorena), concretamente la mayor y la menor, estaban pasando un rato divertido abajo junto a dos invitados de la casa, un amigo de la familia de su edad, y una prima a la que llamaremos Merche (y que seguramente seguirá apareciendo por estos lares).
Se divirtieron haciendo experimentos de levitación que no resultaron y viajes astrales que sí que dieron algún que otro fruto. Ya entrada la noche la hermana pequeña se marchaba hacia casa mientras el resto quedaba abajo, ya más tranquilos, mirando las estrellas.
Entonces pasó algo: escucharon el susurro de unas pisadas, y muchos ojos atónitos descubrieron que las pisadas eran reales pero invisibles... estaban pisando el césped y se mostraban las huellas. Chillaron y corrieron hacia la entrada del edificio y entonces pasó algo más: las luces del edificio entero se apagaron y sobre él aparecieron otras luces, enormes, naranjas, casi fosforescentes, que venían en dirección al complejo desde la playa.
No soportaron el miedo y corrieron escaleras arriba hacia el hogar, donde justamente la hermana pequeña acababa de entrar. Se escondieron en la habitación agitados tratando de no despertar a la madre y hablaron de lo que habían visto.
Al día siguiente la madre les preguntó qué había pasado. Ella había presenciado algo pero no quería contarlo, antes quería escuchar las versiones de los hijos y amigos. Cuando terminaron de contar su experiencia, la madre les confesó que aquella noche entreabrió los ojos y vio, a través de la persiana no del todo cerrada y de sus agujeritos, unas enormes luces que se movían con mucha agilidad.
Este sería uno de tantos sucesos extraños que presenciarían los componentes de esa familia. En esta ocasión, Lorena tan sólo recuerda algún que otro grito. Su ventana estaba totalmente cerrada y ella no había visto nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario